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La Huaca Cao Viejo, ubicada en el complejo arqueológico El Brujo en Magdalena de Cao, en La Libertad, es uno de los temp ...
La cultura mochica ha sorprendido por sus prácticas funerarias complejas. Entre los descubrimientos más destacados está ...
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Los Mochicas fueron una civilización que se desarrolló en el Perú en el seno de la Sociedad Gallinazo (Millaire et al.,2016). Se estima que su génesis pudo darse alrededor del año 100 d.C., época en la que se hablaba acerca del surgimiento de una élite que heredó las tradiciones ceremoniales de su antecesora y que se asentó en los valles de la costa norte (Bawden, 1994, p. 398; Quilter, 2010, p. 235).
Imagen 1: Mural altorrelieve de la Huaca Cao Viejo que representa oficiantes tomados de la mano.
La intensificación de estudios arqueológicos hechos sobre los Mochicas, ha permitido saber que su distribución fue amplia (14 valles de la costa norte peruana) y que la ocupación de este territorio no fue ni homogénea ni continua (Giersz, 2011).
Debido a las variaciones identificadas a los estilos cerámicos de esta población, así como por sus diferentes rumbos históricos, los investigadores plantean la existencia de dos grandes territorios Moche: el norteño, comprendido desde el Alto Piura al valle de Jequetepeque; y el sureño, por los valles de Chicama a Huarmey.
En cuanto a su desaparición, se conoce que entre los años 600 y 650 d.C. los Mochicas experimentaron cambios importantes producto de la crisis climática; así como por la expansión Wari. Sin embargo, los finales de cada uno de los pueblos que lo conformaban tuvieron distintas intensidades y tiempos. Con el ocaso Mochica, nuevos grupos de poder asumieron el control de las sociedades; entre ellos los Lambayeque en el Norte y los Chimú por el Sur.
Imagen 2: El ídolo de madera ofrendado para la construcción del tercer edificio.
Las excavaciones e investigaciones hechas en asentamientos mochicas han permitido conocer más acerca de su élite. En orden cronológico, el personaje más antiguo es el “Guerrero-Sacerdote”, hallado en la Huaca La Cruz en Virú. Posterior a este, es el Viejo Señor de Sipán, que habría vivido entre los siglos II y VI d.C. Este fue descubierto en la Huaca Rajada y su ajuar fue una señal que ocupó el mismo rango que el personaje anterior, pero en distintos periodos.
Según la cronología, el siguiente contexto funerario de élite fue el de la Señora de Cao, aunque su descubrimiento es el más reciente. Su hallazgo marcó un hito en la arqueología del Perú, ya que permitió saber que las mujeres también tuvieron un rol de poder en las culturas prehispánicas. En cuanto al Señor de Sipán, este fue encontrado en Huaca Rajada, y se piensa que pudo haber vivido entre los siglos VII y VIII d.C.
Imagen 3: Huaca Cao Viejo
El Complejo Arqueológico El Brujo, es un claro ejemplo de las construcciones estratégicas hechas por los Mochica. Este espacio fue ocupado por esta sociedad entre los años 200 y 800 d.C., periodo en el cual construyó una serie de edificios sobre superficies irregulares y elevadas. Esto es evidente si observamos construcciones como la Huaca Prieta, la Huaca Cortada y la Huaca Cao Viejo. El objetivo de este emplazamiento era hacer que las construcciones fueran seguras frente a inundaciones, así como por desastres naturales por arrastre (Bazán, 2020-comunicación personal).
Un rasgo que caracteriza a las construcciones Moche es que fueron concebidas como espacios en continua reedificación. Por ello vemos en las construcciones diferentes fases en las cuales se pone en evidencia el enterramiento del edificio anterior para construir uno nuevo. En las últimas etapas constructivas de la Huaca Cao, el sellado del edificio viejo fue hecho con una técnica constructiva denominada “bloques de adobe tramado”, los cuales están compuestos de bloques de adobe que tienen una marca en la superficie, identificada como “marca de comunidad” o “marca de fabricante”.
Esto último es muestra del nivel de desarrollo técnico-arquitectónico; así como del grado de organización de los Moche. Las marcas identificadas en las piezas pueden deberse a dos motivos que no son excluyentes. En ese sentido, el primer motivo es para saber quiénes eran los que hacían los adobes; y por otro, para identificar que en una misma estructura se habían usado adobes de un mismo fabricante; algo importante si se tenía en cuenta que en la época no existía una estandarización.
La Huaca Cao es uno de los vestigios arquitectónicos Moche en los que se observan estas marcas de fabricante. Aunque en este caso, se ha notado que los bloques no están construidos en su totalidad por un mismo hacedor. Esto hace inferir que grupos de familias o varias comunidades compartieron la faena del día para lograr la construcción de la pirámide.
Un dato interesante sobre las construcciones de las últimas fases de la civilización Mochica es que se vio el uso de distintos adobes con marca, por lo que no hay regularidad en los bloques; esto podría reflejar cambios en la sociedad, lo que llevó a transformar también la forma cómo se organizó el trabajo.
En cuanto a estas cabe resaltar que el entorno de asentamiento como El Brujo, permitieron el desarrollo de actividades económicas básicas y diversas, como es el caso de la pesca, la recolección, la caza, la agricultura y extracción de frutos, así como el intercambio de bienes como metálicos, cerámicos y textiles.
En cuanto a la primera, la cercanía con lo que hoy son las playas de Bocana y El Brujo, permitió que la población que se asentó aquí pudiera obtener recursos marinos para su consumo como moluscos, crustáceos, peces, aves, mamíferos marinos, entre otros. La pesca también se practicaba en la zona pantanosa; de donde se obtenían especies como el pez life, presente en la iconografía Mochica, y la lisa.
Por otro lado, en el caso de la agricultura, se aprovechó el área del valle, alejada del mar, para el consumo de cereales, legumbres y frutos. Los estudios hechos en las zonas arqueológicas permiten saber que, en las áreas urbanas de la Huaca Cao Viejo (Valle de Chicama) y la Huaca de la Luna (Valle de Moche) se cultivaba y consumía maíz, chirimoya, guanábana, ciruela de fraile, mamey, ají, zapallo loche, mate, lúcuma, guayaba, maní, pacae, pallar de los gentiles, pallar, frijol, algarrobo, papa, camote, yuca y achira.
La zona del valle también era importante para la caza, ya que la variedad de flora de este lugar atraía la presencia de diferentes especies de animales.
Las investigaciones del legado Mochica continúan realizándose y arrojando nuevas luces sobre su cultura, historia, costumbres y cosmovisión. Actualmente, los restos arqueológicos encontrados pueden ser apreciados en el Museo de Sitio de cada uno de los complejos arqueológicos Mochicas. ¡Visita el Complejo Arqueológico El Brujo y conoce más del legado Moche!